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LO QUE DICEN LAS MALAS LENGUAS

Dicen las Malas Lenguas que la llegada de Javier Saldaña Venegas a la dirección del Hospital Regional de La Piedad fue una solicitud de algunos miembros de la iniciativa privada hacia el Gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.

Algunas personas esperaban ver en esa posición a Gabriel Aguirre de la Paz, quien en plena campaña electoral recibió en su domicilio al entonces candidato y ahora gobernador. Curiosamente, en esa misma convivencia estaba uno de los empresarios con quien el actual mandatario (y el anterior, y el anterior y el anterior) tiene compromisos importantes y que fue quien impulsó al ahora director del nosocomio.


El problema vino después, cuando el mismo Aguirre de la Paz convocó a un grupo de amigos, propietarios de algunas fincas campestres situadas hacia el lado sur de la ciudad, con quienes comprometió el voto a favor de Hugo Anaya y Samuel Hidalgo, pero sin darse cuenta que en esa misma reunión había gente cercana a Melba Albavera y Lupita Sánchez, quienes consideraron esto como una grave traición hacia Morena.

Tal vez olvidó la máxima del máximo (sic) líder morenista: “No Mentir, No Traicionar, No Robar”.

 

Dicen las Malas Lenguas que los cambios recientes en las dependencias de la Secretaría de Salud no necesariamente obedecen a que los que estaban antes hayan hecho un mal trabajo. Estamos, obviamente, hablando del doctor Luis Alberto Arriaga Belman y de Juan Carlos Magaña, jefe de la Jurisdicción Sanitaria 6 y del Centro de Salud “Guadalupe Mateos y Vega”.

Ambos médicos hicieron una excelente labor tratando de controlar los efectos de la pandemia provocada por el SAR-CoV2 y de eso no hay quien tenga una duda.

Sin embargo, lo que tal vez no pudieron controlar y vemos muy difícil que alguien lo consiga, es el desempeño laboral de muchos de los colaboradores de las diferentes dependencias de la Secretaría de Salud

Es por ello, que la necesidad que el nuevo Secretario de Salud, Elias Ibarra Torres, busca resolver es la atención que se brinda a la población. Él se lo ha dicho a cada uno de los nuevos jefes jurisdiccionales y encargados de centros hospitalarios que ha ido nombrando: “No hay un lugar a donde llegue el Gobernador y la gente no se queje del trato despótico del personal de las unidades médicas…”.

Es precisamente, con el personal sindicalizado con quien existen los graves problemas de la Secretaría de Salud, pues se tiene conocimiento de un gran ausentismo laboral en las clínicas y unidades médicas. Esto sin, considerar que una buena parte de los recursos, equipamiento, material quirúrgico y hasta medicamentos terminan en consultorios particulares antes que en manos de quienes requieren la atención por parte del estado.

 

Dicen las Malas Lenguas que tanto al doctor Javier Saldaña, nuevo director del Hospital Regional, como a Roberto Carlos Ibarra Pimentel, flamante jefe jurisdiccional, les toca poner orden en la gran cantidad de servicios subrogados que desde el interior se solicitan, principalmente aquellas que tienen con el diagnóstico mediante imagenología.

Resulta extraño ver la gran cantidad de pacientes que son canalizados a determinado centro de radiología, a veces hasta sin motivo aparente, cuando se supone que ahí mismo en el hospital opera, durante las 24 horas, un equipo de especialistas en la misma materia.

El otro tema que se debe revisar con lupa es el del servicio de ambulancias, pues casi nunca está disponible el personal del CRUM, el cual suele estar ocupado atendiendo prioridades en el vecino estado de Guanajuato.

El asunto de la sustracción, robo de equipamiento médico o como usted le quiera llamar, es un tema bastante complicado que se tendrá que resolver a la voz de ya. Es inconcebible que hasta un “Arco en C” que es un instrumento utilizado principalmente para la obtención de imágenes radiológicas de alta resolución y calidad a tiempo real haya desaparecido, así como así.

No es algo que se pueda sacar escondido en la bolsa del pantalón y si un equipo de este tamaño y valor se “perdió”, imagínese usted todo lo que se ha ido “extraviando”.

 

Dicen las Malas Lenguas que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, ha reconocido ya públicamente que durante su campaña recibió apoyo de priistas, perredistas y panistas, por lo que ahora toca devolver los favores.

En el caso de La Piedad, la Administración de Rentas es la plaza que pueden ocupar personajes del priismo local y en ese sentido se menciona una terna de mujeres con reconocida trayectoria política, como es el caso de Teresita Cano Higuera, quien ha sido regidora del ayuntamiento, directora del ICATMI, presidente del Comité Municipal del PRI, entre otros cargos.

Alicia Ojeda Pérez aparece también como una posible candidata a ocupar el puesto que dejará vacante Luis Arias. Ella fue regidora en tres ocasiones, candidata a la diputación local y también dirigente del priismo local.

Y la tercera en cuestión es Rosenda Rodríguez Ayala, con una trayectoria más distrital en tareas relacionadas con la tres veces diputada Adriana Hernández.

Algunos cuestionarán ¿Por qué priistas? ¿Por qué mujeres?

Yo pregunto ¿Por qué no?

 

Dicen las Malas Lenguas que hace unos días se rumoraba que en el proceso de selección del nuevo Comité Ejecutivo Estatal del Partido Acción Nacional estaban apareciendo firmas falsas (la marca de Marko) de los personajes que ahí participan

En una de las planillas, encabezada por Cuquita Cabrera Hermosillo, figura el piedadense Ulises Caratachea Sánchez, representando al equipo de los markistas.

Mientras que otro paisano, Erick Ramírez Basurto (sí, parece que regresó al redil), está incluido en la planilla de María Magdalena Vázquez, del equipo calderonista.

Ambos tienen todo el derecho del mundo a participar y buscar ser electos en alguna cartera del Comité Estatal, pero los panistas más rancios (el pan se pone rancio cuando se expone al sol… y más si el astro es Azteca) aseguran que ninguno de los dos representa a la militancia local.

¿A estas alturas, existirá alguien que aún represente al panismo tradicional? ¿Existe todavía un panismo que conserve los principios ideológicos de sus fundadores?

 

Dicen las Malas Lenguas que en el Gobierno municipal de La Piedad cada vez son más directores que le entran a la quiniela para conocer cuál es el primer funcionario que deja el cargo antes de los primeros seis meses.

La mayoría coincide en el mismo personaje (sí, ese que usted está pensando). Pero ahora se ha sumado a esa lista Ricardo Calderón Pérez, director de reglamentos. Es cierto que su chamba es complicada y que al tratar de poner orden siempre saldrá mal con más de algún empresario o personaje “influyente”, pero el problema es que, a decir de los ludópatas (pa´ los que no tienen diccionario: amantes de las apuestas), Ricardo está peleando las batallas equivocadas, “metiéndose con quien no debería meterse”.

Aguas con eso.

 

 Dicen las Malas Lenguas que, en los próximos días, el ayuntamiento de La Piedad que encabeza Samuel Hidalgo tendrá que hacer un inventario detallado de los bienes municipales y revisar el estatus de algunos de los terrenos entregados en donación o comodato a algunas Asociaciones Civiles.

Pues se sabe que, en los años anteriores, organismos para el control canino y agrupaciones voluntarias como “Radio Auxilio”, como “Rescate y Salvamento” recibieron terrenos para construir edificaciones encaminadas al control de perros callejeros, así como para la administración y atención de urgencias médicas prehospitalarias.

La condicionante que se les dio en su momento fue la de comenzar a construir en un plazo no mayor a cinco años, sin embargo, el tiempo ha transcurrido y no encontraron los patrocinios o donadores para concretar dichos proyectos.

¿Qué hará la administración? ¿Recoger esos terrenos y esperar a que alguien más los solicite? ¿Asumirán el compromiso de otorgar las condiciones para la atención de emergencias y del cuidado de los animales? ¿Los regidores se darán cuenta de la situación?

 

Dicen las Malas Lenguas que hace unos días el doctor Jesús Infante Ayala, presidente municipal de Ecuandureo, presentó un ambicioso programa de salud mediante el cual se pretende combatir, desde su origen, a la mayoría de las razones por las cuales las enfermedades crónico degenerativas son la principal causa de muerte de los michoacanos de esta región.

Se trata de la apertura de tres clínicas municipales, el equipamiento de las unidades de emergencia a cargo de Protección Civil, la habilitación de tres líneas telefónica para consulta médica a distancia, la implantación de programas de activación física, nutrición y salud mental. Por si fuera poco, “El Galeno del Pan”, se aventó el compromiso de costear en un 50 por ciento todos los estudios de laboratorio y rayos X que los ciudadanos requieran para un diagnóstico acertado.

El año anterior, fue precisamente en Ecuandureo donde surgieron los “guardianes de la salud”, proyecto que luego emuló el Gobierno de Silvano Aureoles para tratar de disminuir los riesgos de contagio por Covid-19.

Mientras esto sucede por aquellos lares, en La Piedad seguimos esperando la primera acción del denominado “Gobierno de la Salud”, como Samuel Hidalgo dijo que sería recordada su administración.

¿Y dónde quedó aquello de #AquíSiChambeamos?

 

Dicen las Malas Lenguas que El Gobierno municipal de La Piedad, a través de la dirección de Comunicación Social, utiliza recursos públicos para promover la imagen personal del presidente Samuel Hidalgo. El equipo técnico y personal de la dependencia se usan para alimentar la fan page del primer edil, dejando de atender el sitio web y plataformas digitales oficiales.

De hecho, se han dejado de emitir comunicados de los eventos que realizan las diferentes dependencias y ahora solo se envía a los medios de comunicación el enlace de las publicaciones que se realizan en la página de Samuel Hidalgo donde ahora hasta promueven la venta de boletos del negocio privado llamado “Reboceros de La Piedad”.

Entre paréntesis pregunto: ¿Cualquier empresario puede pedir la ayuda personal del presidente para vender boletos o promocionar algún evento? ¿Qué no tiene otro asunto más importante que atender, como el bulevar, los baches, las calles en penumbras, la basura en las esquinas, la inseguridad, la plaga de moscos?

Seguimos en lo que estábamos: el artículo 134 constitucional señala: «La propaganda, bajo cualquier modalidad de comunicación social, que difundan como tales, los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social. En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público».

A ese mismo argumento se apegó hace unos días la senadora panista Kenia López al denunciar a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, a quien acusó de «violar flagrantemente el artículo 134 constitucional, ya que está prohibido hacer promoción personalizada con los programas sociales».

¿La Ley se aplica de manera distinta en cada uno de los casos?

 

Dicen las Malas Lenguas que ahora que se puso en boca de todos el equipo de espionaje que usaba Silvano Aureoles para monitorear a personajes de la vida política, social y empresarial del estado, muchos de quienes se mueven en el círculo rojo piedadense se acordaron de la red local de espionaje que ha existido en la presidencia municipal desde hace varios años.

En el palacio municipal, ha operado desde tiempos de Ricardo Guzmán, una red de micrófonos ocultos, cámaras de video y software para detectar conversaciones de celulares y computadoras que tenía su destino en la oficina del entonces titular de la Oficialía Mayor.

En su momento, la sindico Ligia Aceves lo denunció; luego fue Nicolás Hermosillo, quien argumentó haber encontrado algunos de estos dispositivos en su oficina. Solo Esther Naranjo no ha dicho nada al respecto.

Lo que también opera es una red de “bots” o “troles”, que anteriormente eran operados desde algún domicilio particular y que ahora son manejados desde la Secretaría Particular, nada más y nada menos que por “Lady Di”, nombrado así por uno de sus alias: “Diana Loza”.